Un lejano recuerdo en la niñez
El presente es un relato nostálgico, el cual nos ayuda a entender cómo era la visión de un niño de 7 años en aquel Teziutlán enmarcado por el tiempo. La historia se desarrolla en 1978. Las fotografías usadas corresponden a diferentes épocas, por lo que sólo sirven para enriquecer el relato. Esperamos este sea de su agrado. Ese domingo por la tarde mi madre había terminado de cocinar. Yo me encontraba en un lado de la casa jugando con mis juguetes de madera, estos eran un tráiler y un camión de volteo. Estaba tan sumergido en mi juego, que no me daba cuenta que el Sol se había ocultado y en su lugar, nubes grises amenazaban con soltar una reverenda tormenta. Corría el mes de mayo y por las tardes casi siempre llovía, y ese día, parecía no ser la excepción. Nuestra casa tenía un solar amplio, enorme, para mis…
El Viejo Quiosco Teziuteco
Mañana de diciembre clara, azul y hermosa que interrumpían sendos y rudos golpes. Se oían con un dejo de profundidad. Penetraban en mí, hacían eco e iban extinguiéndose lentamente. Desde lejos miraba a un grupo de hombres que en medio del pequeño zócalo de mi pueblo derrumbaban el viejo quiosco. En su lugar se levantaría otro que estuviera de acuerdo con las modernas construcciones de la época. Eran éstos otros tiempos. Tiempos nuevos. De los pasados se iban borrando las huellas. Se echaba por tierra lo que no servía; el viejo quiosco era un adefesio ante el nuevo y soberbio palacio municipal que se levantaba con otros edificios magníficos. Desprendieron la placa conmemorativa de la fecha de construcción, con el nombre de don Manuel Hidalgo Hinojar que, siendo Jefe Político de entonces, lo inauguró. Hubiera querido preguntar, buscar, volver a ver, la veleta que remataba aquel viejo quiosco. ¡Me gustaba…
Vicente Segura, de millonario a revolucionario.
Relataban los abuelos que años antes del movimiento revolucionario de 1910, cuando las calles teziutecas exhalaban el aroma de la fruta que abundaba en las fincas, de las tejas mojadas y de las macetas de barro que adornaban los balcones con herraje, los moradores, asombrados, presenciaban el paso airoso de un niño de bucles de oro, muy hermoso, con aspecto de príncipe, que vestía trajes de terciopelo con cuello blanco, inmaculado y de encaje, con zapatillas de charol y hebillas de plata, quien era acompañado, durante las mañanas nebulosas y frías, por un hombre de edad avanzada, su sirviente, cuyas grandes patillas y sombrero singular cautivaban la atención. Niño elegante aquél, que el viejo asistente acompañaba hasta el colegio Liceo Teziuteco,a alguna casa o el templo y que contrastaba con los hombres y mujeres de gran refinamiento que vestían de acuerdo con las modas porfirianas y parisinas, y con los…
Día de exámenes en el Liceo Teziuteco.
Los exámenes se efectuaban en los primeros días de diciembre, pero, durante casi todo noviembre, una vez que pasaban las fiestas de Difuntos y Todos Santos, nos ocupábamos de los preparativos necesarios, ya que se trataba de pruebas bastante duras y como los alumnos del Liceo Teziuteco teníamos cierta fama de estudiosos y aprovechados, era necesario sostenerla y acrecentarla. Así, pues, dejábamos los juegos y las excursiones y nos dedicábamos a repasar lecciones, a hacer los trabajos que habríamos de presentar y a prepararnos, en fin, para no hacer un mal papel. Tanto el director del plantel como sus ayudantes; los profesores Enrique Rodríguez, que tenía también a su cargo la clase de inglés; Tránsito Gallo, encargado del curso medio; Eulalio Rodríguez, maestro de música y canto, nos ayudaban cuanto podían, de tal manera que, al efectuarse el solemne acto, quien más, quien menos, nos hallábamos en condiciones de afrontar…
El Viejo Hospital Civil de Teziutlán.
Esa mañana nació llena de luz, de una luz que daba a las cosas una claridad de detalle un poco cruda.Fui bajando por la calle poco a poco. En el umbral de una puerta una mujer tenía entre su regazo a una niña. La criatura estaba hincada y colocaba sus pequeñas manos en las rodillas de la mujerona, mientras esta la despiojaba sosegadamente. Unos perros se acometían gruñendo y de la casa brotaba un aroma a hervor de frijoles.Adelante, sentado en la puerta de su casa también, un zapatero, un viejo zapatero que sufría de cólicos biliares.Luego había unas cercas de izotes y geranios prendidos en la ramazón. Pasó una marchantita liada en su chal negro, que llevaba a su espalda una gran canasto de verduras. Unos muchachos entre gritos y carreras, empinaban un papalote. Bajando la calle se llega a una esquina. Por aquí se escurre culebreando el camino…
Presbítero Federico Escobedo (Tamiro Miceneo). 2da. Parte
Tamiro Miceneo, entre los Árcades Romanos.Segunda y última parte. Aromático, el café era servido en delicadas tazas de porcelana, mientras los bizcochos recién horneados permanecían en charolas que reposaban en el centro de la mesa, donde ellos, Federico Escobedo y sus amigos -algunas familias teziutecas-, compartían la cena. Solían consumir las horas nocturnas en gratas tertulias en las que recordaban, unos, la infancia consumida en terruños distantes, y otros, en tanto, los días más cruentos del movimiento revolucionario, cuando temerosos se ocultaban en los sótanos de sus casas o huían a sitios de difícil acceso. Dormía, entonces, el Chignautla abrupto con sus nueve manantiales tras la cortina de neblina que le separaba del caserío teziuteco; sin embargo, algún rincón del Santuario del Carmen o una de las casas de los amigos se convertían en pequeño mundo, en refugio de noctámbulos, en comedor para deleitar los paladares y en sala de…
Presbítero Federico Escobedo (Tamiro Miceneo).
Primera parte. Al señor Canónigo Dr. don Federico Escobedo, miembro de la Real Academia Española de la Lengua y de la Mexicana dependiente de aquèlla; Tamiro Miceneo entre los Àrcades Romanos, distinguidìsimo humanista, gran literato, alto poeta, de origen guanajuatense y màs que todo ilustre y respetable amigo mìo, lo conocì en la redacciòn de la revista Cosmos, que se editaba en la Ciudad de Mèxico, en una vieja casona de las antiguas calles de la Misericordia. Años despuès el Padre Escobedo, como lo conocìamos, fue a dar una visitada por mi pueblo de Teziutlàn y allà se quedò. Hizo acomodo en la capellanìa del hermoso Santuario del Carmen y en èl se consagrò en vida y alma a servir a la venerada Virgen del Carmelo. Cuando me reintegrè a mi nativo solar, volvimos a encontrarnos el Padre y yo. Nuestra añeja amistad se fortaleciò con la vecindad inmediata. Solìamos…
Las Funciones del Teatro Victoria
¡Agàrrense que ahì viene la rabia! ¡Chùn! ¡Chùn! ¡Chùnfarafafa, chùnfarafafa! ¡La rabia! Como alimañas atrapadas nos brincaba todo cuanto tenìamos dentro del cuerpo al estallar bajo nuestros balcones los estornudos metàlicos que, acompañados de grandes alaridos arrojados por la cauda de chiquillos que la seguìa repartiendo los programas, lanzaba la banda de mùsica, a la cual habìa bautizado mi hermano mayor con ese nombre (La Rabia). A la gente grande acaso la dejara indiferente esa murga que recorrìa las calles – sin la cual difìcilmente se sabìa si habrìa o no funciòn -; pero a los niños nos producìa un entusiasmo tal, que no podìamos tenernos quietos en las sillas que rodeaban la gran mesa del comedor. -¿Vamos al Teatro? -.Hoy no, hasta el domingo. Siempre la misma pregunta y siempre la misma respuesta. Pero eso sì, el domingo nos despachaban muy peripuestos casi al terminar la comida del mediodìa:…
Un personaje del pueblo muy singular.
En el diario ir y venir de nuestra vida, nos encontramos con experiencias únicas, momentos felices que se recuerdan con cariño y anhelo, esperando siempre volver al día o semana siguiente para volver a encontrarse con ese ambiente placentero. Dejamos a ustedes un relato de uno de tantos personajes, de los últimos que quedan, y que guardan un sinnúmero de anécdotas por contar. Cada vez que pasaba por la Peluquería Apolo, ubicada en las esquinas de Cuauhtémoc y Lerdo de nuestra amada Perla de la Sierra me entretenía, como muchos, observando esos curiosos recortes de periódico sobre notas del espectáculo a los que, a manera de historieta , se les había colocado un texto escrito a mano que hacía alusión a algún chiste, sàtira o picardía a polìticos y artistas del cine y la televisiòn. Los cristales de ese establecimiento estaban forrados de viñetas amarillentas y carcomidas por la polilla,…
La inauguración del Parque Zoológico de Teziutlán
En diciembre de 1968 se inauguraría en Teziutlán el primer zoológico de la región norte de Puebla. Siendo Presidente Municipal Don Ramón Tapia Mendoza, tuvo la idea de establecer un parque zoológico en un predio ubicado en la parte sur de la ciudad.Se trazaron los accesos y la ubicación de las jaulas así como las pequeñas lagunillas para las aves acuáticas y de igual manera, la rotonda que recorrería todo el parque para poder admirar a los animales.Pero ¿Cómo era el Zoológico?La entrada original estaba donde ahora es el CONALEP, ahí te recibía un monumento donde se leía los trabajos que se realizaron para concretar la obra, más tarde fue retirado por el anuncio de que en Teziutlán se incorporaría al sistema de bachilleratos de preparación técnica impulsados en los primeros meses del año de 1978 por el entonces Secretario de Educación Pública, Fernando Solana, a sugerencia del Presidente José…