Teziutlán del Ayer
Por Ignacio Machorro.Parte 1 de 2. Albores del Siglo XX. La llovizna pertinaz había hecho que las calles se cubrieran de un fango viscoso, verdadera amenaza para los transeúntes despreocupados que se veía en peligro de caer; el enlodado de las aceras se cubría de una fina alfombra verde que la humedad esparcía con prodigalidad.Llueve, llueve sin cesar y el agua transparente y delicada cae suavemente sobre la tierra, con dulzura, besándola amorosamente, sin violencias, frágil, tenuemente. La neblina como sutil y fina gasa, envueleve a la ciudad dándole el aspecto de un mar de espuma. El temporal lleva trazas de no ceder y el viejo proloquio de que el año teziuteco se compone de: «Tres meses de niebla, tres meses de lluvia, tres meses de lodo y tres meses de todo», se hace realidad. La inclemencia del tiempo va en aumento, impidiendo a la gente salir de sus casas,…
El Teziutlán de aquellos años…
¿Cuánta gente y cuántos comercios han desaparecido ya? Aún hoy, al caminar por sus calles, nos parece deleitarnos con sus olores y sabores, algunos de los cuales solo nos queda un dejo en la memoria visual y la del paladar, como aquellos deliciosos e inigualables tacos al carbón que preparaba Don Flú (¿lo recuerdan?), de una exquisitez única y cuya receta se mantuvo siempre en secreto. Su local, de piso de tierra e interior sombrío y verdoso, estaba en la Avenida Hidalgo, pegado a lo que hoy es Deportes Leo, también de gran tradición teziuteca. Más abajo, la inolvidable dulcería Lupita y enfrente, en las afueras de lo que fue Olé Olé y Maxi, los tan añorados churros rellenos de Rodo, que despedían un olor embriagante que, de manera extraña, nos recordaba a la Feria Teziuteca de agosto. Al seguir bajando, era inevitable no detenerse a curiosear en los aparadores…
La Casa del Poeta.
Rubén Marín (1910 – 1980) escribió una hermosa novela ambientada en Teziutlán: Los Otros Días, apuntes de un médico de pueblo. En esta hace minucioso detalle sobre algunos personajes, calles y casas que en esa época brillaban de esplendor y vida destacando, entre otras, la llamada por él mismo Casa del Poeta. Su hija Josefina Marín de Murgasz, quien nos dijo que, según recordaba, era un caserón muy bonito ubicado en el centro, con jardines esplendorosos y patios espaciosos, con fuentes de agua y escalinatas por doquier para acceder a las numerosas habitaciones que tenía la Casa del Poeta que tanto recordaba su padre. «…Hace años. Poco tenía yo de instalado en el lugar cuando conocí La Casa del Poeta. La Casa del Poeta era, propiamente, una casa mía. Quiero explicarme. Yo no supe si la tal casa la vivía un poeta de veras o no, ni procuré indagarlo. Mejor…
El Viejo Quiosco Teziuteco
Mañana de diciembre clara, azul y hermosa que interrumpían sendos y rudos golpes. Se oían con un dejo de profundidad. Penetraban en mí, hacían eco e iban extinguiéndose lentamente. Desde lejos miraba a un grupo de hombres que en medio del pequeño zócalo de mi pueblo derrumbaban el viejo quiosco. En su lugar se levantaría otro que estuviera de acuerdo con las modernas construcciones de la época. Eran éstos otros tiempos. Tiempos nuevos. De los pasados se iban borrando las huellas. Se echaba por tierra lo que no servía; el viejo quiosco era un adefesio ante el nuevo y soberbio palacio municipal que se levantaba con otros edificios magníficos. Desprendieron la placa conmemorativa de la fecha de construcción, con el nombre de don Manuel Hidalgo Hinojar que, siendo Jefe Político de entonces, lo inauguró. Hubiera querido preguntar, buscar, volver a ver, la veleta que remataba aquel viejo quiosco. ¡Me gustaba…
Vicente Segura, de millonario a revolucionario.
Relataban los abuelos que años antes del movimiento revolucionario de 1910, cuando las calles teziutecas exhalaban el aroma de la fruta que abundaba en las fincas, de las tejas mojadas y de las macetas de barro que adornaban los balcones con herraje, los moradores, asombrados, presenciaban el paso airoso de un niño de bucles de oro, muy hermoso, con aspecto de príncipe, que vestía trajes de terciopelo con cuello blanco, inmaculado y de encaje, con zapatillas de charol y hebillas de plata, quien era acompañado, durante las mañanas nebulosas y frías, por un hombre de edad avanzada, su sirviente, cuyas grandes patillas y sombrero singular cautivaban la atención. Niño elegante aquél, que el viejo asistente acompañaba hasta el colegio Liceo Teziuteco,a alguna casa o el templo y que contrastaba con los hombres y mujeres de gran refinamiento que vestían de acuerdo con las modas porfirianas y parisinas, y con los…
Día de exámenes en el Liceo Teziuteco.
Los exámenes se efectuaban en los primeros días de diciembre, pero, durante casi todo noviembre, una vez que pasaban las fiestas de Difuntos y Todos Santos, nos ocupábamos de los preparativos necesarios, ya que se trataba de pruebas bastante duras y como los alumnos del Liceo Teziuteco teníamos cierta fama de estudiosos y aprovechados, era necesario sostenerla y acrecentarla. Así, pues, dejábamos los juegos y las excursiones y nos dedicábamos a repasar lecciones, a hacer los trabajos que habríamos de presentar y a prepararnos, en fin, para no hacer un mal papel. Tanto el director del plantel como sus ayudantes; los profesores Enrique Rodríguez, que tenía también a su cargo la clase de inglés; Tránsito Gallo, encargado del curso medio; Eulalio Rodríguez, maestro de música y canto, nos ayudaban cuanto podían, de tal manera que, al efectuarse el solemne acto, quien más, quien menos, nos hallábamos en condiciones de afrontar…
El Viejo Hospital Civil de Teziutlán.
Esa mañana nació llena de luz, de una luz que daba a las cosas una claridad de detalle un poco cruda.Fui bajando por la calle poco a poco. En el umbral de una puerta una mujer tenía entre su regazo a una niña. La criatura estaba hincada y colocaba sus pequeñas manos en las rodillas de la mujerona, mientras esta la despiojaba sosegadamente. Unos perros se acometían gruñendo y de la casa brotaba un aroma a hervor de frijoles.Adelante, sentado en la puerta de su casa también, un zapatero, un viejo zapatero que sufría de cólicos biliares.Luego había unas cercas de izotes y geranios prendidos en la ramazón. Pasó una marchantita liada en su chal negro, que llevaba a su espalda una gran canasto de verduras. Unos muchachos entre gritos y carreras, empinaban un papalote. Bajando la calle se llega a una esquina. Por aquí se escurre culebreando el camino…
Las Funciones del Teatro Victoria
¡Agàrrense que ahì viene la rabia! ¡Chùn! ¡Chùn! ¡Chùnfarafafa, chùnfarafafa! ¡La rabia! Como alimañas atrapadas nos brincaba todo cuanto tenìamos dentro del cuerpo al estallar bajo nuestros balcones los estornudos metàlicos que, acompañados de grandes alaridos arrojados por la cauda de chiquillos que la seguìa repartiendo los programas, lanzaba la banda de mùsica, a la cual habìa bautizado mi hermano mayor con ese nombre (La Rabia). A la gente grande acaso la dejara indiferente esa murga que recorrìa las calles – sin la cual difìcilmente se sabìa si habrìa o no funciòn -; pero a los niños nos producìa un entusiasmo tal, que no podìamos tenernos quietos en las sillas que rodeaban la gran mesa del comedor. -¿Vamos al Teatro? -.Hoy no, hasta el domingo. Siempre la misma pregunta y siempre la misma respuesta. Pero eso sì, el domingo nos despachaban muy peripuestos casi al terminar la comida del mediodìa:…
La inauguración del Parque Zoológico de Teziutlán
En diciembre de 1968 se inauguraría en Teziutlán el primer zoológico de la región norte de Puebla. Siendo Presidente Municipal Don Ramón Tapia Mendoza, tuvo la idea de establecer un parque zoológico en un predio ubicado en la parte sur de la ciudad.Se trazaron los accesos y la ubicación de las jaulas así como las pequeñas lagunillas para las aves acuáticas y de igual manera, la rotonda que recorrería todo el parque para poder admirar a los animales.Pero ¿Cómo era el Zoológico?La entrada original estaba donde ahora es el CONALEP, ahí te recibía un monumento donde se leía los trabajos que se realizaron para concretar la obra, más tarde fue retirado por el anuncio de que en Teziutlán se incorporaría al sistema de bachilleratos de preparación técnica impulsados en los primeros meses del año de 1978 por el entonces Secretario de Educación Pública, Fernando Solana, a sugerencia del Presidente José…
La Casa Cervantes, esplendor del Teziutlán del ayer.
´´El centro de Teziutlán está lleno de fantasmas´´, solía decir mi abuela cada vez que pasábamos frente a las ruinas de la Casa Cervantes, lúgubre caserón enclavado en las esquinas de Lerdo e Hidalgo y cuyos oscuros interiores se dejaban entrever a travès de sus puertas y ventanas herrumbrosas. Como muchas otras viviendas y edificios de La Perla de la Sierra, estas cuarterías abandonadas son ahora hogar de sabandijas y gatos sarnosos , infelices espectros que espantan entre la basura y tejas derruidas de sus escombros, edificios cuyas cornisas se desmoronan sobre las calles causando víctimas mortales en días de viento. Ya a principios de la década de mil novecientos noventa la Casa Cervantes mostraba ese aire melancólico de dejadez y resignación por el paso del tiempo. Otrora importante tienda de abarrotes en la región, de su esplendor y vida nada quedaba ya, salvo dos ancianas hermanas privadas de la…