El Viejo Quiosco Teziuteco
Mañana de diciembre clara, azul y hermosa que interrumpían sendos y rudos golpes. Se oían con un dejo de profundidad. Penetraban en mí, hacían eco e iban extinguiéndose lentamente. Desde lejos miraba a un grupo de hombres que en medio del pequeño zócalo de mi pueblo derrumbaban el viejo quiosco. En su lugar se levantaría otro que estuviera de acuerdo con las modernas construcciones de la época. Eran éstos otros tiempos. Tiempos nuevos. De los pasados se iban borrando las huellas. Se echaba por tierra lo que no servía; el viejo quiosco era un adefesio ante el nuevo y soberbio palacio municipal que se levantaba con otros edificios magníficos. Desprendieron la placa conmemorativa de la fecha de construcción, con el nombre de don Manuel Hidalgo Hinojar que, siendo Jefe Político de entonces, lo inauguró. Hubiera querido preguntar, buscar, volver a ver, la veleta que remataba aquel viejo quiosco. ¡Me gustaba…