Teziutlán del Ayer
Por Ignacio Machorro.Parte 1 de 2. Albores del Siglo XX. La llovizna pertinaz había hecho que las calles se cubrieran de un fango viscoso, verdadera amenaza para los transeúntes despreocupados que se veía en peligro de caer; el enlodado de las aceras se cubría de una fina alfombra verde que la humedad esparcía con prodigalidad.Llueve, llueve sin cesar y el agua transparente y delicada cae suavemente sobre la tierra, con dulzura, besándola amorosamente, sin violencias, frágil, tenuemente. La neblina como sutil y fina gasa, envueleve a la ciudad dándole el aspecto de un mar de espuma. El temporal lleva trazas de no ceder y el viejo proloquio de que el año teziuteco se compone de: «Tres meses de niebla, tres meses de lluvia, tres meses de lodo y tres meses de todo», se hace realidad. La inclemencia del tiempo va en aumento, impidiendo a la gente salir de sus casas,…