El Heredero de Don Guadalupe Victoria y su amor por Teziutlán.
Francisco de Paula López Romero, viviría en Teziutlán en distintos momentos. No tenemos el registro exacto de su vivienda, pero según se decía «era en una casa grande ubicada rumbo al norte por la bajada a Cohuaco». Pero no podemos afirmar o negar este dato. Quién tenga más datos al respecto de esta información, por favor, déjela en los comentarios de ésta página.
La historia comienza cuando Guadalupe Victoria todavía no adoptaba este nombre. Se llamaba José Miguel Ramón Adaucto Fernández Félix. Nació en Tamazula, Durango, el 29 de septiembre de 1786 y tras obtener los primeros conocimientos con su tío, el religioso Agustín Fernández de Victoria, se fue caminando a la capital del estado para continuar su preparación. Una vez asimilado lo que podía, se fue también a pie a la capital de la Nueva España y se inscribió en primero de Cánones, en el Colegio de San Ildefonso, el 31 de agosto de 1807.
En la institución conoció a Carlota Romero, con la que sostuvo un romance. Carlota quedó embarazada y sus padres se la llevaron a un lugar fuera de la ciudad, para que nadie se enterara, primero, de su embarazo y después del nacimiento del hijo, que nació en 1808; éste fue entregado a los religiosos del Convento de la Merced, donde uno de ellos, llamado José María López, puso especial cuidado en el desarrollo y la educación del pequeño y lo registró con el nombre de Francisco de Paula, con su apellido y el de la madre, Francisco de Paula López Romero.
José Miguel no supo del hijo y probablemente tampoco del embarazo de su novia. De repente ella desapareció sin dejar rastro y sin poder explicarle nada. En 1811, José Miguel asistió por última vez a clases en San Ildefonso, inscrito ya en Jurisprudencia, pero abandonó la escuela para lanzarse a la lucha por la independencia de la que se convertiría en una nueva nación.
Era la madrugada del 25 de noviembre, José Miguel sabía que alguien tenía que tomar la iniciativa, con todo el riesgo que esto implicaba, así que corrió hacia la orilla del foso, espada en mano y la arrojó del otro lado al grito de «Va mi espada en prenda y voy por ella«; dicho esto se lanzó al agua y cruzó a nado. Detrás de él se lanzó la tropa, derrotaron a los realistas y tomaron Oaxaca.
Ese tipo de accionesdistinguieron a Fernández Félix por sobre sus compañeros a lo largo de las batallas que siguieron, de tal manera que en 1814 fue ascendido a coronel en el cuartel que tenían en Acazónica. Ahí adoptó el nombre de Guadalupe Victoria. El cura José Manuel Correa fue testigo del acontecimiento. Sucedió de la siguiente manera:
Morelos fue derrotado en Valladolid y en Puruarán y entonces nombró teniente general a Juan Nepomuceno Rosains Quintanilla, un abogado originario de San Juan de los Llanos (hoy Libres, Puebla) cuya familia tuvo una importante trascendencia en la vida de nuestro personaje principal. José Miguel Fernández Félix quedó incorporado a las fuerzas de Nepomuceno, que tenía como segundo al cura de Nopala, estado de Hidalgo, José Manuel Correa. Tiempo después, en la celda de Correa, se encontró su diario y en él se refería a Victoria de la siguiente manera: «Lo más glorioso que tuve en esta jornada fue que en Acazónica se le dio el título de coronel al modesto joven don Félix Fernández, quien lleno de entusiasmo tomó el sobrenombre de Guadalupe Victoria, teniendo yo el honor de apadrinar el otorgamiento de su grado«.
Acazónica es una población ubicada entre Huatusco y Paso de Ovejas, cercana esta última al puerto de Veracruz. Era entonces la cabecera del municipio. La distancia de Acazónica al puerto es de 70 kilómetros y a Huatusco de 50. En 1814 obtuvo José Miguel, tal como dejó escrito el cura Correa, el nombramiento de coronel y adoptó el nombre que lo acompañaría hasta sus últimos días: Guadalupe Victoria. En 1815 rompió con Rosains y quedó al mando de las fuerzas insurgentes en Veracruz, Oaxaca y Puebla.
Guadalupe Victoria se convirtió en gobernador de Veracruz, el primero de enero de 1822 y el 10 de octubre de 1824 tomó posesión como el primer presidente de México; el 14 de diciembre de 1825 compró por fin su anhelada tierra veracruzana, en Tlapacoyan, la hacienda El Jobo. Terminó su encargo como presidente el primero de abril de 1829 y el 25 de junio se marchó al Jobo.
Volvamos ahora a su supuesto hijo, Francisco de Paula López Romero. Su historia parece de telenovela. Se sabía solamente que reapareció el 26 de mayo de 1834, cuando se casó en Teziutlán con María Manuela León Pérez Toledano. El 19 de diciembre de 1842, de manera sorprendente, Guadalupe Victoria hizo una adición a su testamento al pasar por Teziutlán y lo dejó a cargo de todos sus bienes, como apoderado, sustituyendo a su heredera universal, su esposa, María Antonia Bretón y Blázquez de Velasco, quien había sido nombrada como tal por Victoria en el testamento dictado en la Ciudad de México seis meses antes, el 16 de junio.
¿Qué sucedió entonces que hizo a Victoria dejar a cargo de la herencia a Francisco de Paula? Poco antes le había hipotecado El Jobo por una fuerte suma de dinero «que no produciría réditos», lo que puede significar que en realidad nunca recibió cantidad alguna y la hipoteca era una manera de dejarle la propiedad. ¿O hubo en esta operación alguna maniobra fraudulenta? Puede ser que algún día descubramos la punta de la madeja de esta trama. El caso es que María Antonia, la viuda y heredera universal de Guadalupe Victoria, no recibió jamás su herencia. Todo parecería indicar que De Paula se valió de triquiñuelas para no darle lo que le correspondía.
Es ahora, en este punto, cuando localizamos documentos importantes en Tlapacoyan y en Teziutlán que nos hacen ver a De Paula desde una perspectiva más amplia. Se trata del informe que, previo al matrimonio de éste con María Manuela León, emitieron las autoridades eclesiásticas de Tlapacoyan y de Teziutlán, del que se desprende que Francisco de Paula López Romero vivió en Tlapacoyan dos años y medio y posteriormente se trasladó a Teziutlán, donde llevaba viviendo ocho meses el dieciséis de mayo de 1834, cuando se emitió el último documento, de una decena, del informe.
Sumando los dos años y medio a los ocho meses nos resulta un total de tres años dos meses, lo que significa que De Paula llegó a Tlapacoyan a vivir en los primeros meses de 1831, casi dos años después de que su supuesto padre, Guadalupe Victoria, entregó la presidencia a su sucesor, Vicente Guerrero. El acta matrimonial del 26 de mayo de 1834, emitida en la Parroquia del Sagrario de Teziutlán (la principal), establece que De Paula nació en 1808, por lo que cuando llegó a Tlapacoyan tenía 23 años de edad y la pregunta obligada es ¿Dónde y con quién vivió antes?
De acuerdo con la información transmitida de generación en generación entre los descendientes de De Paula, recogida en entrevista con Leopoldo Federico López González, hijo del tataranieto de Francisco de Paula, Guadalupe Victoria supo de la existencia de su hijo años después de que éste nació, por boca de la misma Carlota Romero, quien ya estaba casada con otra persona y tenía otros hijos. Ella le confesó lo que había sucedido y Victoria se dio a la tarea de localizar a su hijo para llevárselo a Tlapacoyan. ¿Sucedió esto antes de que Victoria llegara a la presidencia o después? ¿Sucedió? ¿Lo tuvo en la Ciudad de México desde que era pequeño? ¿Desde qué edad? ¿Era De Paula hijo en verdad de Guadalupe Victoria?
Gracias a los documentos recién descubiertos en la Parroquia de la Asunción de María Santísima, en Tlapacoyan, sabemos ahora que, efectivamente, Francisco de Paula López Romero estuvo viviendo en esta población, y con seguridad en El Jobo, a partir de 1831. Sabemos también que Victoria tenía puesta en él una confianza absoluta, según manifiesta en el anexo a su testamento dictado en Teziutlán (mencionado líneas antes), pero ¿Por qué, entonces, no acudió De Paula en auxilio de Victoria cuando estaba éste tan mal de salud y sin dinero en efectivo en El Jobo, poco antes de morir?
Los testimonios localizados en la Parroquia de la Asunción están firmados por «Don José Hermenegildo García, encargado y Juez Eclesiástico de esta Doctrina de Santa María Tlapacoyan«, el 21 de mayo de 1834 y consta en estos que se corrieron tres amonestaciones, los días 18, 19 y 20 de mayo, para aceptar el matrimonio de Francisco de Paula con Manuela León. El cura principal era Juan Nepomuceno Lezama, quien dio también fe de lo anterior. El propio Hermenegildo envió a Teziutlán la certificación de que De Paula había vivido en Tlapacoyan dos años y medio, hasta ocho meses antes de mayo de 1834. El «Cura Párroco, Vicario y Juez Eclesiástico de la Parroquia del Sagrario, de Santa María Teziutlán, Felipe Mariano y Flandez«, certificó haber recibido el testimonio enviado por Hermenegildo, desde Tlapacoyan, y consignó en éste que Francisco de Paula llevaba ocho meses viviendo en Teziutlán. En el documento constan también los datos referentes a los padres de los contrayentes. Vicente León y Andrea Toledano (difunta) eran los padres de ella. Hay varios enigmas por resolver, entre otros, ¿Qué fue de la madre de De Paula? ¿La conoció? ¿Y de su padre supuestamente adoptivo, José María López? Los archivos del Convento de la Merced de aquella época, si existen, pueden responder a algunas de las preguntas. Los del Colegio de San Ildefonso a las que se refieren a Carlota Romero, si en efecto estudió en esa institución. Sobre Francisco de Paula hay mucho qué buscar todavía en Teziutlán, en el panteón, en la parroquia y en el Registro Civil.
Créditos: Alfonso Diez García. – Archivo Parroquial Catedral de Teziutlán. -Archivo Parroquia de la Asunción, Tlapacoyan – Archivo General de la Nación.
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