La hacienda: La Herradura. Propiedad de Don Manuel Ávila Camacho y su esposa Soledad Orozco.
En la parte norte de lo que hoy conocemos como la 1° sección de “La Herradura” -en el municipio de Huixquilucan- se conserva la “Casa Grande” que para Soledad Orozco -su esposa-, edificara el general Manuel Ávila Camacho durante 1946, en lo que fuera el Rancho de la Herradura, propiedad urbanizada a partir de 1962 como “Fraccionamiento Campestre La Herradura”.
Manuel Ávila Camacho nació en Teziutlán -Puebla-, el 24 de abril de 1897, tercer hijo (de ocho) del comerciante Manuel Ávila Castillo y Eufrosina Camacho Bello. Hizo estudios primarios en el Liceo Teziuteco y apenas concluyó bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria ya que la revolución le impidió continuar con estudios universitarios.
De entre los hermanos (Maximino, María Antonieta, Manuel, Miguel, Ana María, Rafael, Gabriel y Eulogio, todos Ávila Camacho) destacó el mayor, como gobernador del estado de Puebla y Secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el gobierno de su hermano, período en el que edificó una espectacular vivienda en Polanco –con miras a ser la residencia del presidente de México.
Regresando a la Herradura, la espectacular edificación, de singular “influencia académica”, se conserva al centro de un terreno de más de 5,000 m² con varias edificaciones anexas que incluyen una capilla que doña Soledad Orozco mandó diseñar en 1957 -recreando portada y retablo coloniales-, como mausoleo para el ex presidente; la casa preserva mobiliario y decoración de 1950, como “Residencia para visitantes distinguidos del gobierno federal”, luego que fuera donada para ese propósito en 1989 y entregada en 1997.
Ese pórtico remataba hacia el exterior con las espectaculares vistas hacia las cañadas que hoy ocupan los fraccionamientos Tecamachalco y Bosques de las Lomas y estaba adornado con el camino de acceso, una arboleda y una serie de esculturas, entre las que destacaba una magnífica copia del Apolo de Belvedere o Apolo pitio, que forma parte del acervo del Museo Pío-Clementino.
En ese jardín oriente, aún se conserva el par de bronces, que de origen formaron el remate del monumento de acceso al “Hipódromo de la Américas”; luego de la inauguración del nuevo Hipódromo -en marzo de 1943- y como parte del acceso desde las nuevas avenidas (al centro de una glorieta en lo que ahora es el cruce de Av. Industria Militar, Legaria, Cervantes Saavedra y Autopista Urbana Norte), se colocó en 1944 una estatua ecuestre con una yegua y su potrillo sobre un alto zócalo de base rectangular. Cuando se hizo el paso a desnivel para el “Anillo Periférico”, se retiró. La tradición cuenta que la pieza original (en realidad dos bronces con bases separadas), había agradado tanto al presidente de la república que se trasladó a la residencia campestre del ya ex presidente -“La Herradura” – a apenas cinco kilómetros del emplazamiento original, durante la regencia de Fernando Casas Alemán.
Y ya que estamos con los jardines del eje oriente-poniente, terminemos con los del extremo poniente, donde además del acceso a las amplias dependencias de servicio, la casa miraba hacia un lago en forma de riñón -excavado en la zona alta del terreno y bordeado con un ecléctico arbolado de pinos, cedros, eucaliptos y palmeras-, cruzado por un puente que llevaba al acceso principal, con área de cocheras, guardias y jardineros.
Al interior, la casa diseñada por Manuel Giraud fue decorada por doña Soledad, asesorada por el entonces muy prestigiado diseñador Harry Bloc, con amueblado y ajuares de tradición conservadora y ecléctica, aludiendo a la “Période Dorée” del S. XIX., y con interés puesto sobre muebles franceses del período Louis XV y XVI así como en porcelanas de la “Manufacture nationale de Sèvres” y “Meißner Porzellan”. De entre las habitaciones, evidentemente destaca el Gran Salón, con 140 m² y doble altura, decorado con ecléctica opulencia y donde sobresalen el candil de 60 luces acompañado de dos candiles monumentales de pedestal, el enorme tapete de Aubusson, y las diversas piezas de porcelana azul y bronce dorado que adornaban la chimenea.
La planta baja de la casa albergaba esa amplia estancia y un comedor con 16 puestos al otro lado del pasillo, ligados por el “Hall” con escalera frente al pórtico sur hacia una galería y el despacho de don Manuel y su biblioteca hacia el oriente, flanqueando el vestíbulo de la entrada principal; hacia el poniente, la construcción alberga un salón familiar, ascensor, estudio, desayunador, patio interior, cocina y alacena con despensa y bodegas, estancia de empleados y escalera de servicio.
La planta alta estaba ocupada por una galería-estudio, un saloncillo acondicionado para doña Soledad, tres grandes habitaciones con vestidor y baño, así como dos recámaras secundarias; además, hacia el poniente, los cuartos para servicio interno y su escalera, cuartos para lavado, planchado y almacenaje de blancos, además del indispensable tendedero.
Terminado su sexenio, el general Ávila Camacho se apartó de la política y retiró a vivir en e «La Herradura», donde gracias a su esposa mantuvo una intensa vida social. Por la “Casa Grande” visitaron desde Eleanor Roosevelt, Rita Hayworth y Dolores del Río, hasta los duques de Windsor, los príncipes Felipe de Edimburgo y Bernardo de Holanda, pasando por Fulgencio Batista, Harry S. Truman y Orson Welles, sin olvidar a Carlos Pellicer, Juan Rulfo, José Clemente Orozco o Manuel Suárez y Suárez.
Manuel Ávila Camacho murió en «La Herradura» el 13 de octubre de 1955 y tiempo después doña Soledad Orozco mandó diseñar una capilla -recreando portada y retablo coloniales-, como mausoleo para su esposo y ex presidente; la capilla/mausoleo con coro alto, sillería, altar y cripta, (además de presbiterio, y sacristía en la parte baja), fue edificada en 1957 siguiendo un proyecto del arquitecto Juan Sordo Madaleno, que integró a un edificio de sobrias líneas modernas, dos magníficos conjuntos a la manera del siglo XVI, con una notable recreación de la portada plateresca del templo de san Agustin -Acolman-.
El 28 de agosto de 1996 murió Soledad Orozco viuda de Ávila Camacho y para enero de 1997, la Presidencia tomó posesión de la propiedad a fin de usarla como “Residencia para visitantes distinguidos del gobierno federal”.
Créditos: Rafael Fierro Gossman/Julieta Fierro. Artículo: «Las Casas Grandes de México»
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