Pancho Villa, aquel revolucionario apodado el Centauro del Norte llegó a tener 300 hijo el mismo día. ¿Cómo? A continuación te lo relatamos.
Era diciembre y por unos días, La División del Norte y El Ejército Libertador del Sur tomaron la Ciudad de México. Fueron los días cumbre para La Rebelión que comandó La Revolución Mexicana. Se dice que el general Villa salió a dar una tranquila caminata nocturna de reconocimiento por el centro de la ciudad junto al entonces coronel Juan N. Medina, quien después se convertiría en general del ejército villista.
Mientras caminaban por lo que hoy se conoce como Eje Central Lázaro Cárdenas (Que curiosamente también se llamó como Niño Perdido), Villa se percató de que estaban rodeados de un grupo enorme de niños. Villa se detuvo un momento a observar. La lucha de la Revolución había llegado a la Ciudad de México, el dolor, el espíritu de guerra, la esperanza y el sacrificio se reflejaba en la tierra y en los hombres.
Pancho Villa sabía que esos niños solo tenían 2 alternativas: Serían víctimas o serían bendecidos por las decisiones que se tomarían en las siguientes horas por el grupo del cual él formaba parte.
Las lágrimas brotaban de sus ojos. Doroteo Arango fue un niño que no tuvo nada, cuyas primeras armas fueron sus manos. El primer camino que conoció en la vida fue la miseria y su única opción de supervivencia fue la violencia; lo que lo llevó a convertirse en Pancho Villa. Y sin embargo se encontraba peleando por una causa mayor a él en ese momento. Fue ahí cuando se dio cuenta de la tercera alternativa.
– Coronel Medina ¿Por qué están estos niños acá tirados y durmiendo a la intemperie?
– Son niños huérfanos mi general, la mayoría ya no tiene padres y los que sí tienen, los mandan a vender periódico, lustrar zapatos o pedir limosna, en la noche duermen donde caigan.
– Cuenten a todos los huérfanos que puedan, me los voy a llevar a Chihuahua. No es posible que estos pequeños estén aquí a la deriva de nadie, porque yo amo a los niños y odio a los tiranos. Esos chiquillos los voy a adoptar, van a ser mis hijos.
Se dice que el General, mandó a hacer tremendo banquete, dio de comer a todos los chiquillos. Cuando hubo terminado el festín, les dijo: quiero hacerles una propuesta. Los que quieran ser hijos adoptivos míos me los llevo a Chihuahua y además de darles casa, vestido y sustento, les doy escuela ¿Quiénes aceptan?
Todos aceptaron.